Mi carrera como ilustradora.
La Ilustración es mi compañera de vida. Cuando leo novelas gráficas, mi mente vuela. Cuando dibujo, sonrío inconscientemente. Entro in the zone con sólo coger un lápiz (de grafito o digital). Me encanta bocetar y soy de las que cree que los bocetos son siempre mejores que el dibujo final, porque expresan la verdadera esencia del dibujante.
El diseño gráfico es otra de las partes que más me gustan de lo que he aprendido como ilustradora. Diseñar logos es uno de mis pasatiempos favoritos y simplificar es una parte del arte que me fascina cada vez más.
Además creo que el dibujo es tremendamente terapéutico y así lo aplico en mis sesiones de coaching. Como todo lo que se aprende, se puede llevar a los diferentes ámbitos de la vida. Todo nutre tu camino.
Hace poco tiempo me descubrí diciéndole a alguien que mi verdadera vocación, antes de empezar a trabajar, era la ilustración.
Sigo pensando que soy multidimensional, pero el dibujo es algo que siempre está ahí de alguna forma, es mi vocación más presente desde que era pequeña y sigue siéndolo ahora.
Mis comienzos
¿Quién no ha dibujado casi antes de hablar? Los niños hemos nacido para expresarnos artísticamente. En mi caso, cuando era pequeña, siempre estaba dibujando, cantando, bailando y riéndome.
Tengo tantos dibujos de esa época que podría empapelar la fachada de un edificio.
Cada vez que veía la escuela de arte en Coruña, de donde soy, me decía a mí misma: “Algún día estudiaré aquí”. Lo decía con emoción y con ganas. Esa vocecita nunca se calló y mientras estudiaba la carrera se hacía más y más presente. En el último año decidí estudiar Ilustración a la vez que hacía el Doctorado.
Esos dos años fueron importantísimos para mi desarrollo personal.
Al terminar ese ciclo, empecé mi carrera como música y la ilustración quedó en segundo plano, aunque siempre me acompaño y siempre me acompañará.
La historia no es mucho más larga. Aunque seguí dibujando de vez en cuando, mi pasión se quedó un poco en el olvido. Ser la manager de mi propia banda ocupaba el 90% de mi tiempo y cuando tenía un minuto, no encontraba ganas para crear otra cosa que no fueran música.
Hace unos años me acordé de lo mucho que disfrutaba ilustrando y de lo importante que es hacer las cosas que te gustan en la vida. Empecé reciclando una libreta que tenía antigua y llevándomela de gira. En ella dibujaba monigotes y otras cosas para evadirme. Poco a poco empecé a crear cosas de las que me sentía orgullosa y a darme cuenta de que la ilustración era una parte demasiado importante para mí.
Desde que he vuelto a dibujar, me siento más yo. La ilustración es uno de los campos que me propongo explorar a largo plazo y sé que es una parte de mí mucho más grande de lo que dejo ver, por eso he empezado a compartirlo con el mundo.
¿qué hago ahora?
Ahora mismo ilustro de todo un poco, no me limito. Entre otras cosas, me centro en diseños simples y positivos para decorar y dar un toque de optimismo. Si quieres puedes ver las láminas disponibles en la tienda.
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En la tienda podrás comprar algunos de mis trabajos. Con el tiempo iré poniendo nuevos proyectos, así que no olvides pasar de vez en cuando por ahí para echar un vistazo.
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